martes, 14 de septiembre de 2010

El veneno que calma la sed

Si la provincia de Tucumán estuviese gobernada por políticos comprometidos con el pueblo –es decir por gente con verdadera conciencia cívica–, hace mucho tiempo que el desempeño de la Sociedad de Aguas del Tucumán habría sido entonces seriamente cuestionado por el poder oficial. Si los políticos oficialistas tucumanos fuesen funcionarios cuyos intereses personales no se mezclaran con los asuntos públicos, hace mucho tiempo que la Sociedad de Aguas del Tucumán habría sido ya jaqueada por una ciudadanía que no recibe respuesta alguna ante sus problemas. Sin embargo a Tucumán la gobierna quien la gobierna, y por ese motivo la SAT sigue funcionando igual que siempre, completamente impune ante una lluvia de críticas por parte de los usuarios.
La protesta que hace unas semanas se desencadenó en el barrio Nevado de Concepción ejemplifica perfectamente lo que apuntamos en el párrafo anterior. Al abrir los grifos en los hogares de esa parte de Tucumán, era posible ver correr a un líquido obscuro, que transportaba arenillas y hasta larvas de insectos. Evidentemente el agua en ese estado no es apta para el consumo humano, y actualmente es muy común encontrar a gente del Nevado en Concepción afectada por problemas de salud, fundamentalmente gastrointestinales. Hartos de esa situación, los damnificados salieron a la calle.
Detrás del estallido de los vecinos hay una miserable disputa entre la SAT y el Aero Club local que gira en torno a la explotación de un pozo que serviría para abastecer de agua de mejor calidad a la gente de Concepción. La SAT, aprovechando que es inmune ante cualquier objeción que se haga en su contra, y disfrutando del hecho de que jamás es sancionada por incumplir o prestar un servicio defectuoso, pudo presionar lo suficiente como para llegar a esta situación en la que un grupo de tucumanos se vio obligado a movilizarse para conseguir algo que debería llegar a sus hogares sin ningún tipo de inconveniente.
Mientras tanto, en el municipio de Yerba Buena se dio a conocer un informe que indica que la calidad del agua que buena parte de la población consume es paupérrima y no debería llegar en ese estado a los hogares y a los comercios de la zona. Ante la denuncia, Daniel Toledo, el intendente de la localidad, desacreditó a la fuente. Y al poco tiempo el propio gobernador José Alperovich salió a respaldar a su operador municipal.
Quien también recibió pleno respaldo de Alperovich y su séquito fue Alfredo Calvo, que es el actual titular de la SAT. Duramente atacado por los políticos de la oposición (especialmente por los concejales capitalinos que se oponen a Amaya), e investigado por la justicia ante una denuncia de contaminación ambiental por el colapso del sistema cloacal de San Miguel de Tucumán y alrededores, Calvo parece inamovible de su puesto, lo que significa que la SAT seguirá por un tiempo funcionando de la misma pobre manera en que lo hace ahora.

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