Concepción
Entre Alpachiri y Concepción, en el sur tucumano, se encuentra la pequeña localidad de Iltico. La mayoría de sus pobladores son familias cuyo sustento económico proviene de su participación en las cosechas de limón, caña de azúcar y otros vegetales. Territorialmente Iltico forma parte de la órbita municipal de Concepción, pero ello no se manifiesta a la hora de definir presupuestos y realizar obras públicas. En efecto, ni el Concejo Deliberante ni la Municipalidad de Concepción suelen tomar en cuenta su responsabilidad sobre Iltico al momento de gestionar a favor de la comunidad, lo que hace que la zona quede marginada y abandonada a su propia suerte.
A principios de la década de 1980 colapsó un puente que unía a Iltico con el casco céntrico de Concepción. A partir de ese entonces toda el área quedó olvidada por las sucesivas autoridades. Unos 25 años después el puente destruido fue finalmente reconstruido, pero la obra (a cargo de la empresa Tensolite) fue tan defectuosa que Iltico no pudo recuperar la calidad de vida y las perspectivas de prosperidad que había perdido dos décadas y media antes.
Hoy en día este arrabal de Concepción naufraga de la misma manera que lo hacen otras localidades tucumanas periféricas. Los problemas sociales tienen todas las formas y colores imaginables (pobreza, desempleo crónico, alcoholismo, deserción escolar, embarazos adolescentes, drogadicción acechante, etc.), y a ello se le suma la falta de infraestructura. Los vecinos de Iltico carecen de muchas comodidades y beneficios que la urbanidad les provee a otros tucumanos.
El alumbrado público es pésimo en Iltico. Cuando la noche cae, cae como un manto de negra obscuridad que se lleva todos los colores y figuras que necesitan de la luz para poder ser percibidas. Ello provoca que la zona se torne peligrosa a causa de los malvivientes que siempre merodean con intención de apropiarse de lo ajeno.
El estado de las calles también es lamentable. En Iltico falta el preciado pavimento que, según lo que Alperovich supone, es símbolo de incontrastable progreso –pues parecería que para nuestro gobernador sólo con el pavimento se cura, se educa y se alimenta. Y las calles efectivamente pavimentadas están notoriamente deterioradas.
El agua, por supuesto, es otra grave problemática. En ese aspecto Iltico es una localidad innegablemente tucumana. El agua que llega a los hogares es de pésima calidad, pues es similar al agua que llega a los hogares del también concepcionense barrio El Nevado. La escasez, por su parte, se nota sobre todo durante los meses de verano, meses de mucho calor y poco refresco. El agua desechada es otro drama, puesto que las cloacas parecen una realidad casi inconcebible en Iltico, lo que hace que las acequias se desborden con aguas servidas, poniendo en riesgo así la salud de las personas más vulnerables. A todo ello hay que agregarle el exceso natural de agua durante las temporadas de lluvias, lo que trae consigo la inundación de la zona, y la consiguiente clausura de caminos que terminan por aislar a Iltico completamente, evitando que las actividades escolares y la salud pública sea parte de la cotidianeidad de la localidad.
El transporte público, el gas natural, las telecomunicaciones: todo ello es percibido como un lujo casi inalcanzable para quienes habitan Iltico. Allí la mayoría de las casas son viviendas precarias, que obligan a sus moradores a sufrir los castigos climáticos.
Y no hay que olvidar la presencia del ingenio La Corona, esa empresa que impunemente contamina con su actividad al medio ambiente tucumano. Los olores nauseabundos producidos por la vinaza que desechan y el molesto ruido que día y noche se expande desde el ingenio hacia las zonas urbanizadas son otros factores que los tucumanos que residen en Iltico tienen que sufrir.
A principios de la década de 1980 colapsó un puente que unía a Iltico con el casco céntrico de Concepción. A partir de ese entonces toda el área quedó olvidada por las sucesivas autoridades. Unos 25 años después el puente destruido fue finalmente reconstruido, pero la obra (a cargo de la empresa Tensolite) fue tan defectuosa que Iltico no pudo recuperar la calidad de vida y las perspectivas de prosperidad que había perdido dos décadas y media antes.
Hoy en día este arrabal de Concepción naufraga de la misma manera que lo hacen otras localidades tucumanas periféricas. Los problemas sociales tienen todas las formas y colores imaginables (pobreza, desempleo crónico, alcoholismo, deserción escolar, embarazos adolescentes, drogadicción acechante, etc.), y a ello se le suma la falta de infraestructura. Los vecinos de Iltico carecen de muchas comodidades y beneficios que la urbanidad les provee a otros tucumanos.
El alumbrado público es pésimo en Iltico. Cuando la noche cae, cae como un manto de negra obscuridad que se lleva todos los colores y figuras que necesitan de la luz para poder ser percibidas. Ello provoca que la zona se torne peligrosa a causa de los malvivientes que siempre merodean con intención de apropiarse de lo ajeno.
El estado de las calles también es lamentable. En Iltico falta el preciado pavimento que, según lo que Alperovich supone, es símbolo de incontrastable progreso –pues parecería que para nuestro gobernador sólo con el pavimento se cura, se educa y se alimenta. Y las calles efectivamente pavimentadas están notoriamente deterioradas.
El agua, por supuesto, es otra grave problemática. En ese aspecto Iltico es una localidad innegablemente tucumana. El agua que llega a los hogares es de pésima calidad, pues es similar al agua que llega a los hogares del también concepcionense barrio El Nevado. La escasez, por su parte, se nota sobre todo durante los meses de verano, meses de mucho calor y poco refresco. El agua desechada es otro drama, puesto que las cloacas parecen una realidad casi inconcebible en Iltico, lo que hace que las acequias se desborden con aguas servidas, poniendo en riesgo así la salud de las personas más vulnerables. A todo ello hay que agregarle el exceso natural de agua durante las temporadas de lluvias, lo que trae consigo la inundación de la zona, y la consiguiente clausura de caminos que terminan por aislar a Iltico completamente, evitando que las actividades escolares y la salud pública sea parte de la cotidianeidad de la localidad.
El transporte público, el gas natural, las telecomunicaciones: todo ello es percibido como un lujo casi inalcanzable para quienes habitan Iltico. Allí la mayoría de las casas son viviendas precarias, que obligan a sus moradores a sufrir los castigos climáticos.
Y no hay que olvidar la presencia del ingenio La Corona, esa empresa que impunemente contamina con su actividad al medio ambiente tucumano. Los olores nauseabundos producidos por la vinaza que desechan y el molesto ruido que día y noche se expande desde el ingenio hacia las zonas urbanizadas son otros factores que los tucumanos que residen en Iltico tienen que sufrir.
es claramente visible tanto es asi que no figura en google earth ni en muchos otros mapas, y segun pude constatar muchos tucumanos que habitan muy proximos a la localidad desconocen su existencia
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