martes, 18 de mayo de 2010

Ganó Cerisola, empató La Alumbrera, perdió Tucumán

Ente Caribdis y Escila

Las últimas elecciones para elegir al nuevo Rector de la Universidad Nacional de Tucumán consagró ganador a la fórmula que encabezaba el contador Juan Cerisola.
La campaña estuvo llena de momentos turbios. El sistema de elección a través de asamblea obliga a realizar varias elecciones previas para que cada estamento que compone la UNT determine quienes son sus representantes. Así docentes, graduados, no docentes, estudiantes y decanos de las diversas facultades son electos para integrarse a la asamblea. Se pretende, de ese modo, que todos los sectores estén debidamente representados (sin embargo los docentes y no docentes que pertenecen a la estructura de la UNT y que trabajan para las escuelas de enseñanza media dependientes de la institución son omitidos completamente del proceso electoral).
Como todo sistema indirecto de elección, la asamblea se vuelve vulnerable ante los sobornos. Desde que las elecciones en las facultades terminaron, se desató una catarata de denuncias sobre posibles veleteos -la actitud polémica de Leticia Beltrán es un claro ejemplo. La oposición (el ucerismo representado por Luisa Rossi de Hernández y Pablo Holgado) sostenía que el oficialismo (el alperovichismo representado por Juan Cerisola y Alicia Bardón) estaba comprando a sus integrantes de la asamblea para que votasen en contra de su ideología. Todo era una guerra de acusaciones, hasta que aparecieron los videos en los que se ve a un alto funcionaro de la UNT de Cerisola arreglando con estudiantes para que les den sus votos. Allí se desató el escándalo entre la opinión pública, la vicerectora y principal opositora renunció a su cargo, muchos denunciaron amenazas y las protestas se multiplicaron.
Todas las irregularidades son una muestra clásica de cuan peligrosa es la democracia representativa. De todos modos la prensa se hizo eco especialmente de las posturas de la oposición pues, mientras ardía Troya, el oficialismo se mantuvo en el mayor silencio que pudo. Pero, en este caso específico de la UNT, ni oficialismo ni oposición se diferencian en lo esencial. En efecto, ambas fuerzas en competencia contaban con el visto bueno de la empresa multinacional que dirige Minera Alumbrera, Xstrata Copper. Esta empresa ya ha sido pública e incansablemente denunciada por ser culpable de contaminación ambiental. La destrucción del paisaje catamarqueño afecta a la tierra, al aire y a las aguas no sólo de la vecina provincia, sino también de la nuestra.
Elegir entre Rossi de Hernández o Cerisola era igual a elegir entre Caribdis o Escila, entre un abismo de falsedades y un torbellino de corrupción, entre la pasividad ante el saqueo de los recursos nacionales del país y el consentimiento de la ejecución de un daño ambiental irreversible.

¿Otra UNT es posible?

El salvajismo de oficialistas y opositores afectó gravemente la imagen de la UNT ante la opinión pública provincial. Detrás de uno y otro grupo hay operadores políticos bastante bravos, gente que si se dedicase a impartir seminarios sobre la actividad tendrían al propio Maquiavelo como alumno.
Muchos tucumanos recordaron al fundador de la universidad, el Dr. Juan B. Terán, y lamentaron que sus herederos manchen su nombre y el de varios otros prohombres vinculados a la administración de la casa de altos estudios.
La UNT funciona desde 1914, y a lo largo de los años ha formado muchísimas generaciones de profesionales destacados, que han sabido trabajar para el bienestar tanto de nuestra provincia como de las provincias hermanas de la región. Por ello la UNT es muy apreciada por el pueblo tucumano.
Sin embargo es también una realidad que la UNT está muy lejos de ser la mejor universidad del país, y cada vez se aleja más de ser una entre las mejores de las provincias. La calidad académica de la UNT no justifica el afecto que el imaginario provincial le devota. Sin dudas hay muchas facultades, muchas carreras, muchos investigadores y muchos docentes que trabajan con toda la seriedad y el esfuerzo que se espera de alguien así, pero la mayor parte del resto está o apenas sobre o directamente por debajo del mínimo exigido. Entonces, como suele suceder, un grupo de talentos justifica el accionar de muchos que se cuelgan de los logros de los demás. De esa manera en la UNT sólo un pequeño grupo de gente es intachable, mientras que la mayoría o aceptan la desgracia o directamente la realizan.
¿Cómo se sale de esta situación? Reformar los estatutos para que las elecciones para elegir rectores se realicen de manera directa sería un buen comienzo. Pero también hay que pensar que otra Universidad Nacional de Tucumán es posible, es decir, hay que empezar a no desestimar los proyectos que proponen la creación de una nueva universidad nacional en ciudades como Aguilares o Concepción. Ya no basta con descentralizar a la UNT, porque aún así la UNT sigue conservando el monopolio educativo en la provincia (las otras tres universidades de la provincia no son tomadas seriamente, porque dos de ellas son privadas y concebidas como “fábricas de gerentes”, y la otra es considerada una enorme escuela técnica más orientada a la capacitación de trabajadores en áreas en las que se requiere conocimientos específicos que a la educación integral de profesionales).
Una nueva universidad en la provincia que compartiese el mismo estatus (aunque no necesariamente el mismo tamaño que la UNT) sería la solución más radical y auténtica a la problemática actual. Democratizar y pluralizar el conocimiento serviría para generar un espacio de competencia virtual entre el gigante corrompido de la UNT y la nueva universidad, mientras que detrás de ello habría cooperación entre ambas casas de altos estudios.

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